Historias de Ciegos (Lo que el Ojo no Ve).

10 de diciembre de 2008







"Texto de humor"

En este artículo quiero repasar de forma desenfadada, las más divertidas preguntas y lindezas varias que a lo largo del tiempo tanto un servidor como otros ciegos (que no invidentes) hemos tenido que oir, aunque muy gustosamente, tal vez por lo chirigotesco y parodiable que resultaron.

Alguna de estas anécdotas personales brillaron por lo que de sentido común (estoy ironizando, claro) pudieron tener. Otras situaciones son llamativas por lo típico y repetitivo que a veces llegan a resultar.

Asi que ahí van algunas de mis verídicas historias del día a día.

Una vez recuerdo que alguien me preguntó:

- ¿Cuando un ciego sueña, que lo hace en color o en blanco y negro?

Respuesta:

- Pues mira no lo sé "titi", creo que en super ocho.

No se fue muy convencido, y creo que esa noche soñó conmigo seguro, aunque nunca sabré si en tonos sepias o con agüilla.

Otro día caminaba yo con mi perro guía, de nombre Vino, cuando de pronto dos obreros de unos cincuenta años, a juzgar por sus voces, se quedaron extrañados ante el insólito acontecimiento de tener frente a sus desconcertados ojos a un invidente con un chucho que sorteaba obstáculos. Uno de ellos, en un esfuerzo por clarificarle a su compañero el "expediente X" que estaba aconteciendo, le dijo con voz resolutiva:

- ¡Aaaa! Es que éste es un perro ciego.

Mientras, su amigo asentía asombrado por el descubrimiento. Era evidente que algo pasaba, pero no tenían muy claro el que.

En otra ocasión, un señor al que conozco, muy dado a la vida y costumbres campestres, quiso interesarse por el adiestramiento que habría tenido mi perro, y decidió constatar sus pesquisas preguntándome:

- "A etos perro ze lez enzeñan a baze de hartarlos de palos ¿nooo?"

¡Que bruto el joío!

En la misma línea de cuestiones están las de aquellos que te preguntan sin reparo:

- ¿A este perro lo tienes que amaestrar tú mismo, ¿verdad?

- ¡Sí, hombre! ¡Encima que adiestrar a un perro medio "asalvajao" es técnicamente dificilísimo, hasta para los instructores, "manda coyons" que fuera el mismo ciego el que lo tuviera que llevar por toda la ciudad, a trompicones, perdidos los dos, y con tráfico incluido, hasta conseguir que el perrito sea acto para el trabajo!

Una tórrida mañana de verano, paseaba con Vino cuando de repente un chaval de unos cuarenta años nos abordó en la puerta del todo a cien (en el moro, vamos). Y aunque parezca de tebeo, me preguntó mientras acariciaba al pobre Vino:

- ¿De que marca es el perro?

No pude evitar contestar:

- Pues creo que es New Balance cruzado con Adidas.

Al final nos tomamos una cerveza.

Sucedió que otra mañana (está claro que las mañanas son peligrosas), aún muy reciente la llegada de Vino a casa, el estrés que todavía arrastraba el animalito nos pasó factura a ambos, pues en mitad de una peatonal, se le soltó la barriga, arriando una gran mortelada sobre mi pie, que hasta ese instante lucía una estupenda sandalia de cuero. Al tacto era como una suculenta mousse de chocolate de artesanal textura. Aquello inundaba tobillos, pantalón y manos. Les juro que no había visto tanta mierda concentrada desde la foto de las azores.

Me quedé paralizado y sin un papelito con el que limpiarme. Vino se hacía el tonto, mientras que las tinieblas ensombrecían mi ser. Cuando todo parecía acabado, acaeció que se presentó un Ángel del Señor ofreciéndome unos pañuelitos perfumados. Le agradecí a aquella gentil mujer su auxilio. Lo más increible fue que la señora se llamaba Bienvenida.

- ¡Bien venida sea! - le dije.

¡Coño! La única persona en toda España que debe haber con ese nombre y se había cruzado conmigo. Para que luego digan que la providencia no provee.

A propósito de lo "mierdil", les extrañará que no les haya expuesto esa típica pregunta con retórica que dice: ¿cómo sabe un ciego cuando ha terminado de limpiarse el culo? Pues hija, igual que lo sabes tú cuando estas cagando de noche y de pronto hay un apagón. Aunque con tanto defecado, creo que voy a venderme un super cuponazo a mi mismo, ¡que me toca seguro! Pero volviendo a la inquietud de antes, ¿cómo puede a la gente interesarle lo de el culo, cuando hay misterios sin resolver mucho mas enigmáticos? Como, por ejemplo: ¿cómo es posible que Mercedes Milá, lleve diez años triturando nuestras mentes cañiles con Gran Hermano, y que nadie haga nada para erradicarlo? Yo, que aún estoy en mis cuatro sentidos, propongo que con dinero público la metamos en un Boeing y la soltemos en algún lugar de la Micronesia dos o tres temporaditas por lo menos.

- ¡Aaah... no llores fresita, que verás como vuelve!

También existe un cuestionario clásico al que todo ciego es sometido muchas veces en la vida. Dicho cuestionario puede realizarse en cualquier situación, y sigue un protocolo y una secuencia de preguntas típicas casi invariables, y que tal vez a usted le suenen. Las preguntas son las siguientes:

- ¿Puedo hacerte una pregunta indiscreta?

Uno por deferencia contesta:

- Bueno, venga...

- ¿A tí que te pasó?

- ¿A que te refieres? Porque me han pasado muchas cosas...

- No, me refiero a... ¿qué te pasó en la vista?

¡Ah! Entonces uno le cuenta: bla, bla, bla...

La tercera pregunta suele ser siempre:

- ¿Pero lo tuyo tiene operación?

- Bueno, de momento no.

En este punto, el preguntante suele poner a menudo un rostro de "lastimita". Pero pronto logra consolarse a si mismo explicándote que no te debes preocupar, que la ciencia avanza mucho y rápido. Aquí es cuando te cuenta que a un primo suyo le operaron de no sé qué cosa en un ojo y que quedó muy bien. A estas alturas de la conversación, al entrevistador se le empieza a poner cara de Jesús Quintero, y uno ya comienza a comportarse como "El Penumbra", por lo menos.
La incertidumbre de nuestro querido periodista le lleva a realizarnos aquello que mi amiga gallega catalogó como una "polladiña" encubierta. Me refiero a la pregunta de:- ¿Cómo sabes tú cuando es de día o es de noche?

- ¡Je je! Mira, es que existen unos aparatitos que se llaman relojes, ¿sabes?...

La siguiente inquietud normalmente es:

- ¿Tú que crees que es peor, nacer ciego o que te pase de mayor?

En este punto yo le cuento que a mi me pasó de chaval y que no sé que sería mas traumático. Que se lo pregunten mejor a Jiménez Losantos, que ese por lo visto lo sabe todo.

Ahora vendría la pregunta del milenio:

- Si fueras a Korea del Norte con tu perro, ¿cómo sabría él a donde tiene que llevarte?

- No, yo no viajo a Korea con Vino porque allí se lo zampan con tallarines...

¡Ea! ¿ves? ¡Ya estamos con los prejuicios culturales!

A continuación, e inexorablemente, hacen una pregunta con disertación y cierto cientificismo acerca de las virtudes que cultiva un ciego, diciendo: - Imagino, que tú habrás desarrollado una sensibilidad especial, ya que al perder un sentido potencias los otros, porque claro, porque entonces, los foto-receptores... bla, bla, bla, bla, bla, bla...

Y tú respondes la misma vaina que ya has contado unas tres mil quienientas veces. Sí bueno, más o menos...

El examen suelen terminarlo más que con una duda, con una miriada de elogios y admiraciones hacia uno por ser ciego, aunque hayas estado en chirona en una celda de aislamiento por tráfico de diamantes, o por bajarte videos de La Granja y de La Casa de Tu Vida, que esto si que tiene condena, y encima para luego no poder verlos...

Una tarde acompañaba a mi madre a no se donde, cuando en un momento se nos acercó una conocida suya. Era una señora así rellenita, con una "rebequita" a los hombros. La mujer le preguntó a mi madre algo sobre mi, a lo que mi madre respondió diciéndole que yo era invidente, y se fue conforme. Al rato apareció con otra señora, la cual me rogó que por favor le echara las cartas y que le mirara la salud y el trabajo. Después de alucinar en colores y en blanco y negro, le pedí explicaciones, y me contestó, que si yo era invidente, tendría que poseer poderes psíquicos. Entonces le tuve que aclarar que esos eran los videntes, no los invidentes.

Bueno, ya por ultimo, recordar una anécdota que me ocurrió una noche en un "bareto" en Cádiz. Estábamos allí dos amigas y yo, tomando algo y bailoteando, cuando una de ellas, la que menos confianza tenía conmigo, y que estaba como un queso de payoyo, se me arrimó un poco embriagada por el efecto garrafón, y con tono lascivo pero a la vez inocente me preguntó:

- ¡Oye! ¿Tú como sabrías a la hora de hacerlo donde tienes que introducirla si no puedes ver?

Pensé en contestarle que el truco está en que yo tengo un sistema GPS en el prepucio, pero como me pareció demasiado soez y directo, obté por decirle:

- Si quieres quedamos y lo descubrimos juntos.

Lo que ocurrió luego, eso es harina de otro costal...

Estas fueron algunas de las muchas vivencias que cotidianamente edulcoran mi existencia. orque, ¿qué sería de la vida sin estos aderezos, y sin estos amigos tan expontáneos y adorables? Pues, como dijo nuestro recordado Manuel Summers: "¡To er mundo es güeno!"

¡Ah! ¡Que no se diga! El menú y el aután de la Milá lo pago yo con el dinero del premio...

Escrito por: el Juan An

2 comentarios:

Anónimo dijo...

QUERIDO AMIGO JUAN AN, VISTO LO VISTO Y NO ES INDIRECTA...SE ME A OCURRIDO UN NEGOCIO DONDE NOS VAMOS A FORRAR...TENGO UNA CABINITA LIBRE EN MI TRABAJO...DONDE VAMOS A TIMAR A LAS AMIGAS DE TU MADRE Y COMPAÑIA, INCLUIDA ESA SEÑORA RELLENITA CON LA REBEQUITA SOBRE LOS HOMBRO...TE VAMOS A PONER UN TURBANTE...Y A DESVELAR EL FUTURO DE ESAS PERSONAS QUE PIENSAN QUE VIDENTE E INVIDENTE SON LAS MISMAS COSAS, ESO SI, SIN DECLARAR LOS INGRESOS, PARA QUE NO TENGAMOS QUE PAGAR LAS APARICIONES DE MERCEDES MILÁ CON DINERO DE LAS ARCAS NACIONALES...SIN MAS, UN ABRAZO..Y ESPERAMOS VERTE PRONTO POR DONDE TU YA SABES...UN BESAZO DE JOSE Y MARIO.

Erika Mayela dijo...

Ja ja ja super bueno esta artículo, me reí de alegría, admiración y agradecimiento... :)