Un Escrito Sin Título

18 de febrero de 2009

Por Juan An

Hoy no me siento ni vacío ni lleno, ni en quietud ni en zozobra,
ni con vosotros ni solo.
No soy de izquierdas, ni de derechas ni de centro.
No soy ni de Marx, ni del Cid, ni de Franco ni del Che.
Hoy me fugo de tu cielo y de mi averno, de la libertad y del presidio.
Hoy no me atacarán con sus drogas, ni me defenderé con las mías.
Hoy no importa si es por mis obras o por mi fe,
si es mi creencia o mi conciencia, si fue el mono, el barro, o que fue.
Hoy no soy ni cívico, ni cínico. Hoy no hay ni razón, ni sueño.
Hoy ni me esfuerzo, ni me abandono.
Ni doy, ni pido, hoy no me creo ni lo que digo.
Hoy no soy ni ciego ni vidente, ni acto ni docto,
ni cristiano, ni pagano.
No quiero ni a mi patria ni a la tuya.
No añoro ni a mi equipo ni a mi barrio.
Me avergüenzo de los himnos y banderas.
Me abochorno de mi guerra y de tu paz.
Hoy no cultivo la salud, ni utilizo el enfermar.
No persigo ni salvarme ni acercarte,
ni alzarte ni bajarme, ni alegrarte ni dolerme.
Hoy disuelvo la familia, pues me destierro vivo.
Hoy no me importa ni que me leas, ni lo que escribo.
No me afecta lo que piensen ni lo que pienso.
Hoy no acepto ni síes ni nóes.
Hoy busco para no encontrar.
Hoy no existe el demonio, aunque siempre lo supe.
Hoy no creo en la luz ni en la palabra,
al menos por instantes.
Ni en el pobre ni en el rico.
Ni en lo bueno ni en lo malo.
Hoy el fuego me moja y el agua me quema,
o quizá nó.
Hoy no me entenderás, ni pediré que me entiendas.
Soy un extraño, más no me inquieta,
hoy reina el sinsentido.
Hoy no ansío hacerte, ni que me hagas.
Hoy no creo ni en ritos ni en mesías,
ni en el dogma ni en su hereje.
Hoy no me atrapa la sangre,
ni el olvido, ni el recuerdo, ni ganarte, ni perderme.
Hoy no me sirve ni su ofensa ni mi trauma,
ni tu verdad ni mis mentiras.
Hoy lloro de tu risa y me río de mi llanto.
Hoy no me creo ni éter ni sustancia.
Hoy sólo amo en silencio.
Porque hoy estoy frente al océano, hoy soy inmortal,
y siento como mi alma se aleja hacia alta mar, sobre las mareas del Eterno.

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